Recuerdos de Lourdes en la XXVI peregrinación diocesana (II)
El rito del agua en el santuario de Lourdes es uno de esos momentos en los que tenemos el contacto directo con uno de los elementos de las apariciones y de los sucesos de la gruta.
Dejamos seguidamente un texto de la impresión recogida por una peregrina en esta última peregrinación diocesana a finales de agosto.
«Entrar al rito del agua es entrar en un lugar donde lo primero que notas es una energía brutal. Esa sensación, mezclada con el silencio es abrumadora. Me llamó mucho la atención ese silencio de oración, a pesar del trasiego de gente que ves haciendo cola, entrando y saliendo.
Te recibe un voluntario/a que suele hablar tu idioma. Pero eso es lo de menos, porque con gestos lo entiendes todo perfectamente. Dándote la bienvenida entre susurros, te colocan delante de las bañeras donde antes de la pandemia sumergían de cuerpo entero. Despojados de móvil, pañoleta, bolso, frente a una imagen de Nuestra Señora de Lourdes te dejan unos minutos para rezar y hacer peticiones. No hay prisa, es todo pausado. Una vez asientes te colocas frente al voluntario/a que te acompaña, y comienza el ritual. Con una jarra de porcelana te echan agua en las manos, las lavas. Echan agua en las manos, te lavas la cara. Y por último echan agua en las manos y bebes.
Te hacen girar de nuevo hacia la imagen y te dejan otros minutos para rezar. Ellos susurran una oración. En mi caso la escuche en inglés…
“Lady of Lourdes, pray for her.
Lady of Lourdes, pray for us.”
Todo es respetuoso, con el tiempo parado y muy íntimo.
Rebosan amabilidad y hay mucha emoción contenida. Son solo unos minutos que a la vez se hacen eternos.
Cuando me despedí me dieron un abrazo y me regalaron sus sonrisas. Es muy reconfortante.«
Texto: Sandra Casado
Foto: Hospitalidad Lourdes Barbastro-Monzón