Campaña del Enfermo 2023

Déjate cautivar por su rostro desgastado.
No me rechaces ahora en la vejez, no me abandones (Sal 71,9).

“La enfermedad forma parte de nuestra experiencia humana. Pero, si se vive en el aislamiento y en el abandono, si no va acompañada del cuidado y de la compasión, puede llegar a ser inhumana” (Mensaje del Papa Francisco para la XXXI Jornada Mundial del Enfermo en 2023). En este Mensaje el Papa nos invita a evitar la “cultura del descarte” y caminar juntos en la enfermedad “según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura”.
La necesidad del “cuidado y de la compasión” es particularmente necesaria en las personas que añaden a la enfermedad el peso de los años, de ahí la importancia de “dejarnos cautivar por su rostro desgastado” Por ello en la Campaña del Enfermo, que transcurre entre el 11 de febrero y el VI domingo de Pascua (14 de mayo) de este año 2023, pondremos el acento en la importancia del cuidado de los mayores.
La Jornada Mundial del Enfermo, como nos explicaba San Juan Pablo II en la Carta apostólica “Salvifici doloris”, busca “sensibilizar al pueblo de Dios y, por consiguiente, a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos”. “Ayudar al enfermo a valorar, en el plano humano y sobre todo en el sobrenatural, el sufrimiento”. “Hacer que se comprometan en la pastoral sanitaria de manera especial las diócesis, las comunidades cristianas y las familias religiosas”. “Favorecer el compromiso cada vez más valioso del voluntariado”. “Recordar la importancia de la formación espiritual y moral de los agentes sanitarios”. “Hacer que los sacerdotes diocesanos y regulares, así como cuantos viven y trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los enfermos”.

Proponemos en varios días cinco puntos como criterios para la reflexión:

1. Promover una actitud de estima hacia los mayores.

• Pueden tener un papel educativo esencial en la transmisión de la fe, en la memoria de las raíces, en el testimonio de la oración.

• Poner fin a la cultura del descarte.

o Evitar que pidan ser internadas en una residencia para no ser una carga.

o En el futuro, la sensación de la propia inutilidad podría tener resultados aún más preocupantes. Y en algunos países la eutanasia ya se propone a las personas mayores solitarias y cansadas de vivir.

o Cuando se preguntan si su vida sigue siendo útil o de interés para alguien, indica un vacío que la pastoral de la Iglesia debe llenar.

2. La familia es el ámbito adecuado para el cuidado de los mayores.
• La “familia”, en iguales condiciones, ha protegido mucho más a los ancianos.
• Aislar a los ancianos y abandonarlos a cargo de otros sin un adecuado y cercano acompañamiento de la familia, mutila y empobrece a la misma familia.
• La soledad podemos curarla con la caridad, la cercanía y el consuelo espiritual.
• La familia, el hogar, el propio entorno representan la elección más natural para cualquiera.
• Cuando la propia casa ya no es adecuada, no caer en una “cultura del descarte”, que puede manifestarse en la pereza y en la falta de creatividad para buscar soluciones eficaces cuando la vejez también significa falta de autonomía.
• Reinventar una red más amplia de solidaridad, no necesaria y exclusivamente basada en lazos de sangre, sino articulada según la pertenencia, la amistad, el sentimiento común, la generosidad recíproca para responder a las necesidades de los demás.
• Ayuda a las familias
o Apoyar a las familias, para permitir que los ancianos vivan esta fase de su existencia de una manera “familiar”.
o Cuidadores y voluntarios debidamente capacitados.
o Crear, en torno a la casa de los ancianos, un sistema integrado de asistencia y cuidados capaz de hacer posible la permanencia en la propia casa o en la de los miembros de la familia.
o Una alianza cuidadosa y creativa entre las familias, el sistema socio sanitario, los voluntarios y todos los actores implicados puede evitar que una persona mayor tenga que abandonar su hogar.
o Apoyar el asociacionismo familiar: las familias por sí solas no pueden con todo. Es necesario fomentar las redes entre las familias, para que sientan que pueden compartir sus esfuerzos y responsabilidades con otras familias.

  1. Integrarlos en la misión evangelizadora de la Iglesia.
    • Los mayores que forman parte de nuestras comunidades son actores de la nueva evangelización para transmitir ellos mismos el Evangelio.
    o Con el apostolado de la oración con el que ¡puede abrazar el mundo y puede cambiarlo con su fuerza!
    o Con el ofrecimiento de sus limitaciones, su sufrimiento físico o moral. Sabiéndose los hermanos de Cristo sufriente y con él, si quieren salvan al mundo.
    o Vuestro silencioso testimonio es un signo eficaz e instrumento de evangelización para las personas que os atienden y para vuestras familias,(Benedicto XVI) en la certeza de que ninguna lágrima, ni de quien sufre ni de quien está a su lado, se pierde delante de Dios.
    • Considerar a las personas mayores como parte del Pueblo de Dios y no sólo como objeto de atención caritativa.
    • Valorar los dones y carismas de las personas mayores, en la actividad caritativa, en el apostolado, en la liturgia, por ejemplo, implicándolas más en el diaconado permanente, en los ministerios del Lectorado y del Acólito. Pero también en los servicios litúrgicos, en el trabajo de secretaría de la parroquia, y como ministros de la Eucaristía.
  1. Cuidar la espiritualidad de los mayores.
    • La pastoral de los mayores debe apuntar al crecimiento espiritual de cada edad, ya que el llamado a la santidad es para todos.
    • Cuidar la espiritualidad de los ancianos, su necesidad de intimidad con Cristo y de compartir su fe, es una tarea de caridad en la Iglesia.
    • Sentirse querido, escuchado, son parte de las necesidades espirituales. Cambiar el activismo de algunos contextos eclesiales en una actitud de mayor escucha, cuidado y discernimiento de las necesidades de aquellos que van más despacio.
    • Con el cuidado de los sacramentos: Reconciliación, Eucaristía y Unción de los enfermos (no anuncia la muerte, es una fuerza para afrontar con serenidad y confianza cualquier dificultad del alma y del cuerpo).
    • Con el diálogo espiritual: necesitan que nos ocupemos de los interrogantes, de la necesidad de intimidad con Cristo y de la participación en la fe, que existe también en las edades más avanzadas de la vida.
  1. Una pastoral transversal e intergeneracional
    • No establecer la pastoral de las personas mayores como un sector aislado, sino según un enfoque pastoral transversal. Integrar labor de parroquias, instituciones: Cáritas, asociaciones de Residencias…
    • Un fuerte deseo de conversión del corazón para captar el significado profundo del valor de la persona anciana y una actitud de don entre generaciones.
    • Es necesario que en todos los ámbitos de nuestro compromiso eclesial los tengamos en cuenta: la pastoral juvenil, familiar, laical.
enero 31, 2023